un paso adelante
en el infinito camino de nuestra historia
más esencial
más ontológica
que las palabras pudieron dar forma;
absoluta y pura.
Kerouac la putrió
yo la incendié
y Dios la cagó
ahora dentro del espacio
eterno de la memoria
permanece
palpando
latiendo
sangrando
y viviendo
para seguir jodiendo
en el futuro más cercano
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